Páginas

22 de marzo de 2013

El imposible retorno



Franz Marc, Seated Mythical Animal, 1912

Los retornos no existen, nunca regresamos por completo a ningún lado; ni siquiera a nosotros mismos. Después de la alegría de reencontrar lugares, sensaciones y personas que han habitado mi recuerdo todos estos años de ausencia, descubro que hoy por hoy no soy menos extranjera en Barcelona de lo que una vez lo fui en México. 
Despierto cada mañana sintiendo no una añoranza que de aquellas que nos atan al pasado, sino de la que nos llama a la búsqueda. El deseo casi carnal de concretar alguna de las infinitas posibilidades que nos pasan por la cabeza cuando el universo que solíamos habitar es ya un irreconocible descampado lleno de ruinas, y aún no sabemos exactamente qué realidad nos apetece construir.

A veces dejar tu casa y tus cosas atrás no es suficiente cambio; cruzar un océano no es suficiente cambio, y tampoco lo es cambiar por completo de entorno social. En última instancia, el cambio es algo que sucede por dentro.
Cada día que pasa veo con mayor claridad algunas cosas que sucedieron no hace demasiado tiempo, pero que quedan ya muy lejos. Las veo como de pequeña veía las películas de miedo, asomando el ojo entre los dedos de mis manos, intentando evitar el impacto de las escenas más terroríficas. Pero tengo que mirar, y atreverme cada vez un poco más, porque al fin y al cabo es mi vida: nadie más puede ocuparse de ella. 

Dado que la misma vida me ha demostrado que era absolutamente necesario que lo hiciera, es un trabajo que me tomo muy en serio. Y para hacerlo bien, por más reclamos que me conlleve, necesito grandes dosis de distancia y silencio a mi alrededor. Ciertamente, debía hacer demasiado tiempo que no me prestaba verdadera atención: Cuando me pregunto a mí misma de qué va todo esto, las respuestas que me doy llegan a sorprenderme. 

Llevo escribiendo sobre magia, brujería y paganismo muchos años, pero lo cierto es que de un tiempo a esta parte tengo la sensación de que en estos ámbitos se están teniendo más en cuenta la formas que los contenidos. No digo que esto sea así para todo el mundo y en toda ocasión, pero tampoco me parece demasiado sensato desoír una alarma que suena día y noche. Tal vez no sé lo suficiente, o no he dado con las personas adecuadas; tal vez los dioses se aburran y quieran verme haciendo trucos nuevos o incluso puede que, después de todo, éste no sea mi camino.

Creo que estemos en el punto que estemos debemos aceptar la responsabilidad de asegurar la continuidad de nuestro crecimiento. Evitar que aquello que usamos como herramienta eche a perder nuestro trabajo, e impedir que nuestras definiciones nos aprisionen y acabe por tener más peso el nombre -o la imagen, o la forma- que la realidad que se está describiendo. 

Tengo ahora más preguntas de las que podría enumerar y sé que debo alejarme de lo hasta ahora conocido en búsqueda de las posibles respuestas y retomar el valor de la experiencia directa (y los experimentos). Dejar a un lado todo lo que ya ha sido, y volver al camino como quien nada sabe, empujada por la necesidad de buscar un lenguaje nuevo - no "nuevo" para la humanidad, me basta que lo sea para mí- que me permita manifestar todas aquellas cosas que he hecho esperar tanto tiempo en la antesala de mi conciencia.

Tampoco es que se pueda decir mucho más al respecto, si supiera exactamente lo que encontraré más allá de las limitaciones que he aceptado durante todo este tiempo, la aventura que me propongo vivir sería mucho menos atractiva. Pero cuando haya hecho realidad algunas ideas locas, con mucho gusto explicaré cómo lo conseguí. 


***


Dicho lo cual: A partir de ahora Un camino de cabras fungirá como un blog personal, es decir, con el transcurrir de los días acabará por haber un poco de todo.  
Los artículos y otros materiales específicos sobre magia, brujería o paganismo se irán moviendo a Ouróboros o a Ouróboros ABC. Seguiré en PFI, y disponible para los grupos de investigación académica.  En otro orden de cosas, el nombre de los Bjalfi - y lo que conlleva- pasa a manos de una persona de mi entera confianza, que ya lo hará saber si en algún momento lo considera oportuno. A partir de ahora aquí nos quedamos con Vaelia y ya.  :)


***


1 comentario:

Kaerog dijo...

No puede haber retorno porque siempre hay cambios y lo que fue nunca será.