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29 de noviembre de 2011

La naturaleza imaginada




Posiblemente, cuando iniciamos nuestro camino en paganismo nos aprendimos de memoria la etimología según la cuál la palabra religión procedía del latín religare, "volver a atar, a vincular". Y aunque dicha etimología sea dudosa, nos pareció una buena definición de lo que el paganismo debía ser: un camino en el que despertar la conciencia acerca de los vínculos que nos unen a lo más profundo de la oscura tierra, a lo más alto del cielo resplandeciente, a los elementos, al resto de criaturas vivientes con los que compartimos el único planeta que, al menos por el momento, podemos habitar.

Gran parte de la sabiduría heredada de nuestros antepasados en forma de leyendas y rituales codifica, a través de símbolos, determinados conocimientos acerca de los vínculos (positivos o negativos) del humano con aquello que lo rodea. Sin embargo, cuando el vínculo real del que nació el conocimiento se ha roto, las leyendas, rituales y otras expresiones simbólicas corren el riesgo de perder su significado, y convertirse en un recordatorio condenado a desvanecerse con el paso del tiempo. A menos que hagamos algo al respecto.

Todas estas formas de transmisión de conocimiento como son las antiguas canciones, los cuentos, las tradiciones domésticas, etc. son los últimos rescoldos del fuego que la humanidad, a través de sus muy diversas culturas, debería mantener encendido para evitar la extinción de ambos. Pero mantener algo vivo no significa repetirlo de modo idéntico a perpetuidad, sino viajar a la raíz, y comprender el aspecto más profundo de su realidad.

En las últimas décadas se han hecho importantes estudios acerca de las tradiciones, las narraciones, las costumbres y sus significados para una comunidad concreta o el conjunto de la humanidad, se han recuperado fragmentos perdidos de nuestro pasado, se han descifrado conocimientos ante los cuales permanecíamos ciegos hasta el momento. Todo esto ha contribuido al fortalecimiento de las formas de expresión del paganismo moderno. Sin embargo, no parece haber un avance equivalente en lo que a recuperación de los vínculos que dieron origen a estos códigos se refiere.

Es posible que esto sea debido a que en la actualidad los paganos occidentales han crecido en un medio urbano, o urbanizado, en el que estos vínculos con la tierra son constantemente negados y la naturaleza es tratada como un símbolo más, como un icono, una imagen idílica y, sobretodo, lejana. Se trata de una naturaleza imaginada... en cierto modo prefabricada como un escenario que se pisa, pero con el cuál jamás se interactúa. Un adorno, algo que está ahí, al otro lado de una barrera invisible, silenciosa e impenetrable.

Salvo algunas excepciones, no conocemos en profundidad el medio silvestre, la magnitud del daño que una alteración como la mengua o desaparición de una especie, animal o vegetal, puede causar en el ecosistema en el que está implicado, ni siquiera de cómo puede afectarnos a nosotros. Sin embargo, a menudo en un paseo por la red podemos constatar como los llamados animales totémicos o de poder ejercen una enorme atracción sobre muchos miembros de la comunidad pagana. Lamentablemente, incluso los animales que encabezan las listas de popularidad son con demasiada frecuencia unas criaturas cuya realidad es desconocida.

Una comunidad, o un individuo no escogía el animal que le parecía más fuerte o más bonito para que fuera su "animal de poder", sino que el animal totémico surgía como expresión simbólica del vínculo que los unía con dicha especie. Si no hay un conocimiento real de la naturaleza, no hay aprendizaje al respecto. Y, por supuesto, si no hay un vínculo con la especie no tiene demasiado sentido - al menos para la que escribe- hablar de totémicos a los que, cuanto menos, se les debe un respeto y algún tipo de servicio. Muchas de las especies preferidas por los "totemistas", como los lobos o las águilas, están en peligro de extinción, esto debería darnos alguna pista sobre lo que nos corresponde hacer al respecto. Creo que muchos naturalistas tienen un vínculo más sagrado con las especies por las que trabajan que algunos paganos...

En términos mucho más cercanos tenemos el caso de la agricultura y la ganadería. Si no fuera por los altibajos en los precios, y algunos titulares en periódicos y cabeceras de informativos, no nos daríamos por enterados de una sequía, una plaga, o una inundación. No es algo que nos cause una preocupación real. No vemos nacer, crecer y morir a los seres vivos que nos dan sustento y, por lo tanto, es difícil que comprendamos cabalmente no sólo cuánto debemos a la naturaleza, sino que nos dediquemos a la labor de devolverle algo, de trabajar por ella.

A pesar de los milenios que nos separan de los primeros humanos, aún no hemos adquirido la capacidad de alimentarnos de símbolos. A pesar de los siglos que nos separan de los campesinos medievales, del tiempo de las batallas nocturnas para asegurar buenas cosechas, aún dependemos de las semillas para alimentarnos. Se están haciendo cosas terribles con el ganado y los vegetales de los que actualmente nos alimentamos, y se están haciendo cosas terribles con la gente del campo, pero, al parecer, son cuestiones de segundo orden, y el paganismo no pelea ya por esta clase de asuntos.

Mientras se conserve la raíz el árbol podrá renacer, pero posiblemente poco haremos con un puñado de hojas. Por ello es necesario romper el escenario de la naturaleza imaginada, cruzar la barrera y limpiar, actualizar o restablecer los vínculos que nos unen al resto de seres vivos.
Por suerte para nosotros, muchas de las criaturas que han dado origen a la cultura que heredamos, siguen siendo reales. Como las viejas leyendas, a veces están ocultos en alguna especie de reserva, y pueden recuperarse con los cuidados adecuados. La realidad siempre supera a la ficción, y por ello es más triste perder una especie, que aquello que se escribió sobre la misma, que aquello que nos podría contar o podríamos deducir observándola en su medio.

Hay mucho trabajo que hacer al respecto, al que tal vez sería conveniente entregarse sin pensar en los resultados comparativos, como una práctica espiritual, como un servicio desinteresado a la comunidad y a la naturaleza; cualquier mejora, es una mejora.



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PD:

Con todo esto en la cabeza, decidí empezar con la divulgación publicando una serie de posts acerca de varias especies animales, teniendo en cuenta tanto su realidad natural y los roles simbólicos que se les han atribuido en diferentes culturas (así como se hizo con el proyecto "Naturaleza mítica" con el lobo, pero en versión breve).

Así mismo, voy a tratar de hacer una serie de artículos sobre la difícil situación a la que la agricultura y la ganadería están expuestas en la actualidad. Esto es un reto, ya que realmente no conozco demasiado al respecto, sin embargo creo que es una cuestión que hace tiempo debería estar entre los temas a tratar.


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5 comentarios:

Anónimo dijo...

La Naturaleza está arrasada, los vínculos sociales también. Por ello, los humanos somos tan fáciles de domesticar por otros humanos. Es la realidad. Saludos.

Vaelia dijo...

Yo también lo creo, y el de la domesticación me parece un punto muy importante. Aunque tengo que añadir que tanto la naturaleza ( externa o interna), como los vínculos sociales responden increíblemente bien con los cuidados adecuados.
Por eso creo que no hay que darse por vencidos... Por otro lado, incluso si fueran desahuciados merecerían cuidados paliativos. Saludos :)

Anónimo dijo...

Jack London distinguía entre ser humano salvaje y ser humano doméstico. Conozco paganos que serian incapaces de pasar una noche en el campo bajo una tormenta como tributo a la tierra, yo lo he hecho, para que se cobrara en salud, en miedo o en vida lo que le habia quitado comprando en supermercados.
No llames al lobo si no estas dispuesto a matar para comer, o a morir.
Muerte al cyberpaganismo que no conoce el olor del barro y la sangre!

Sibila dijo...

Si te hace falta algo de información específica sobre agricultura y ganaderçía (sobre todo sobre el cultivo del trigo y la cría de bueyes), recuerda que vivo rodeada de campos y huertas... siempre le puedo preguntar cualquier cosa a mis vecinos. :)

Vaelia dijo...

Harvey ,creo que el "ciberpaganismo" puede ser una etapa más, la cuestión es no quedarse ahí como si no hubiera más que conocer o hacer.
Saludos! :)

Sibila, gracias, la experiencia que tengo con las cosechas es el huerto familiar,y ahora me queda un poco lejos. Pero es un tema importante, o eso creo, para cualquier pagano, y hay que ponerse al día con los básicos sobre la materia. Un abrazo!