Páginas

22 de febrero de 2013

El "Mapa" de León Siminiani (y otras técnicas prosaicas)



Que sí. Que no. Te doy una hora y escribes lo que salga, a ver si se puede postear. Esta es la conversación que sostengo conmigo misma tratando de decidir si escribo (o no) acerca de la película que he visto en el cine esta tarde, "Mapa", de León Siminiani. 

A decir verdad, la historia comienza un puñado de días antes, cuando desde las hojas del periódico me llama la atención una breve sinopsis. Pienso que me gustaría verla, luego que ya debe haber salido de cartelera, no tengo tiempo para comprobarlo. La vuelvo a encontrar una semana después, en otro periódico, lo anterior debíó ser el preestreno. Coinciden fechas, coinciden horarios, finalmente me encuentro en la puerta del cine, aún sopesando la idea de entrar, espantada por los precios que aparecen en las taquillas. Pero el hecho de estar aquí es parte de un juego, de un experimento que estoy realizando, y no estaría nada bien darse la vuelta ahora. Un paso adelante y estoy dentro. 

Hace tiempo hablé de algo que me dió por llamar las "técnicas prosaicas"; cosas como usar la radio a modo de oráculo, o el Bejeweled como herramienta de meditación. Se trata del tipo de magia que adopta la forma de juegos absurdos, y que es tan común en los niños -no pisar las rayas al caminar por la calle, fijarse en la repetición de un número en la matrícula de los coches, pedir un deseo cuando soplamos sobre un diente de león... o una pestaña que se nos ha caído, etc-. Pero también incluyen el tipo de ritualización que tenemos incorporado y desarrollamos a través de nuestra propia creatividad en aquellos momentos en los que nos resulta tan necesario que muchas veces no nos damos cuenta de lo que estamos haciendo.

Cuando tenemos un conocimiento previo de las correspondencias y significados con los que se ha trabajado mágicamente a lo largo del tiempo, es relativamente fácil encontrar una explicación a los motivos que han podido llevar a otra persona a diseñar un ritual empleando unos elementos y técnicas determinados. Pero de vez en cuando vemos algo que nos obliga a ir más allá de estos límites, algo que rompe el círculo - a veces más que "tradicional", simplemente "repetitivo"- y adopta formas caprichosas a medida que se aleja, como rehuyendo de las fórmulas dadas, anhelando una existencia y un sentido propios. En ocasiones, en estas vueltas inesperadas se encuentra la magia en estado puro, cómoda entre aquellos que no se considerarían a sí mismos magos o brujos.

Ver la película de Siminiani forma parte de uno de mis experimentos mágicos. Uno de esos que no se basan en las propiedades de determinadas piedras, velas o efemérides astrológicas, sino en las consecuencias de salir a la calle o meterse dentro de uno; observar/hacer/mover algunas cosas, tratar de digerirlas; volver a salir, volver a entrar; buscar un orden, destrozarlo, volver a buscar un orden; encontrar formas, canales, conexiones...  Pocas cosas podían resultar más adecuadas en este contexto que dar con una película que no es otra cosa que el resultado de un experimento del tipo por parte de su director. Un experimento en el que en determinado momento se implica al espectador, - y que casi me arranca un "¡Sí!" en medio de la sala, porque no hay nada que me complazca más en este mundo que el hecho de que alguien que me cae bien me invite a ser su cómplice en el juego-   cuyas consecuencias hacen que me estremezca un poco al pensar cómo funcionan estas cosas, incluso cuando no se cree demasiado en ellas.

Lo cierto es que el autor de la sinopsis que en principio captó mi atención, debió pasar al menos media película fuera de la sala en la que se proyectaba, o escribiendo mensajitos, porque no acertó ni con el argumento de la película... La distribuidora lo resume así:
"Un joven director español es despedido de su trabajo en televisión.  Retomando su sueño de hacer cine, viaja a la India a “buscar” su primer largometraje para descubrir que su búsqueda real no está en India sino en Madrid: estaba huyendo. Sin embargo, a su vuelta a casa, las cosas no salen exactamente como había esperado... ".
Esto tal vez hubiera podido dar lugar a una buena película, sobretodo si pensamos en una película con guión y argumento elaborados a priori, pero creo que el trabajo/experimento cinematográfico de Siminiani es mejor. Se trata de transformar la propia vida a un lenguaje que resulte manejable, trabajar con dedicación hasta que adquiera las formas adecuadas para poder ser comunicada - aún cuando esto parezca imposible-, y finalmente dejar ir los resultados para que otros puedan completar la obra ( la obra siempre, siempre, es completada por otros).

Para vivir necesitamos contar y escuchar historias, algunos escribimos, otros hacen cine, pintan,  cocinan, coleccionan monedas antiguas... la lista es larga. Escuchar las historias de otros, cuando son buenas historias, nos enriquece. Y puede que nos enriquezca más cuanto más distintas sean, en forma, de las nuestras. En el fondo, nunca somos tan diferentes. Por otra parte, explicar la nuestra propia, cuando se ha trabajado como se debe en ella, además de enriquecernos, nos aclara, y ayuda a identificar y satisfacer nuestros aunténticos deseos y necesidades.
Construido sobre sus propias experiencias, el largometraje de Siminiani es una muestra de lo que puede suceder cuando la materia prima con la que trabajas no es otra que tu vida. Una vida que descubres que a pesar de los años que ha pasado contigo no puedes aún llamar "propia", una vida que debería ser tuya pero que se ha quedado en poca cosa a fuerza de dejarse mucho enredada en las zarzas del camino, una vida que en gran parte acecha aún en las sombras de lo desconocido, esperando permiso para salir a la luz. Coleccionamos recuerdos nímios y saltamos al vacío... No siempre entendemos las cosas a la primera, y a veces no las entendemos en absoluto; pero aún así tratamos de rellenar huecos, cruzar umbrales, pasear tranquilamente por lo absurdo, tratamos sobretodo de cosechar y sembrar. La vida no se acabará cuando el experimento de turno termine, pero habrá cambiado bastante para entonces, será ya un poco más "nuestra" y tendremos una historia que contar a otros, pero sobretodo algo que podremos contarnos a nosotros mismos.

No hay comentarios: