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25 de abril de 2012

Love potion. Medios, brujería y adolescentes.


"Love Potion" se publicó en la revista Heart Throbs núm.137, en enero de 1972. Es una de las publicaciones para adolescentes y mujeres jóvenes que circulaban por aquella época y que Jacque Nodell se dedica a recopilar en Sequential Crush, fuente del siguiente documento. 


Todos hemos leído alguna vez algún cómic procedente de editoriales extremistas cristianas, en las que, aún en la actualidad, lo mismo se ataca a la brujería que a los juegos de rol o a la música rock. La peculiaridad de este cómic reside en la alusión directa a la práctica brujeril, presumiblemente ligada al neopaganismo, como un elemento presente en la juventud de los '70. Dado que ninguna publicación es inocente, el documento nos aporta algún dato respecto a la "respuesta" que desde los medios se daba a determinadas inquietudes, aún sin terminar de comprender el fenómeno.


La protagonista de la historia es Shirley, una joven enamorada de Walter, su compañero de escuela, que al parecer no le hace demasiado caso. Sin saber que más hacer para llamar su atención, accede a la propuesta de su amiga Rita de participar en un ritual de brujería.


Rita asegura que la "magia negra" funciona si se sabe usar. Convoca una reunión extraordinaria de su coven, para realizar un hechizo de amor empleando el pañuelo de Walter. En la escena del ritual vemos que las jóvenes del coven, vestidas con túnicas negras en forma de Tau y con la cabeza cubierta por un pañuelo, se disponen en círculo. Shirley, en el centro, sostiene el pañuelo sobre el humo del incienso.
Rita inicia una invocación: "Eko eko Azarak ... eko eko Zamilak". Aquí se evidencia la referencia a Gardner y, por extensión, a la Wicca.  El canto aparece en la versión de 1949 del Libro de Sombras Gardneriano ; los Farrar aún no habían publicado Eight Sabbats for Witches (1981) y una de las posibles fuentes de Gardner, un artículo de Charles Fuller publicado en 1921 y 1923 queda demasiado lejano. De cualquier modo el canto debió haberse popularizado lo suficiente como para asimilarse a las prácticas de brujería a principios de los años '70, tal vez a través de artículos revistas o referencias en publicaciones no paganas, o bien el guionista de la historia conocía el tema y quiso hacer un guiño a alguien.
Sin embargo, a continuación Rita salta la línea para proceder a llamar a Baal, Lucifer y Kronos - algo raro para un conjuro amoroso, pero que encaja con la "magia negra" citada al principio de la página-. 


Shirley vuelve toda mareada a su casa, y justo después de cubrir el teléfono con el pañuelo encantado, suena la esperada llamada de Walter. Acuerdan una cita, van al cine, etc. Finalmente Shirley - ¿por remordimiento post intento de manipulación?- pregunta a su acompañante porqué se había decidido a llamarla. Él responde que estaba en un proyecto secreto, asignado por el periódico de la escuela, para investigar los rumores sobre algunos alumnos involucrados en brujería, "y tonterías de esas", concluyendo que "si existen los covens, deben manejarse en un profundo y oscuro secretismo".


Shirley pone cara de susto primero, y luego de alivio por haber podido salvar su imagen delante de Walter. Se cree sin demasiadas reservas que el muchacho siempre la había adorado, y finaliza la historia tirando el pañuelo encantado por el puente "Sí son tonterías, no necesito la magia". Y todos felices.

Obviamente en ningún lugar se plantea siquiera que la práctica brujeril pueda responder a una clase de culto real. El mensaje general de la historia no es agresivo ni alarmista respecto a la brujería, al contrario, la respuesta, condescendiente, es la propia del adulto que intentan ridiculizar la cuestión aún sin terminarla de comprender : La magia no funciona y todo eso de la brujería - covens, túnicas, círculos, incienso... - son sólo cosas raras, extravagancias y tonterías que encima la hacen a una quedar mal delante del hombre que tanto se esfuerza en conquistar.  
Cabe destacar que no hay en la narración una preocupación de tipo religioso por la herejía que supone la práctica brujeril, tampoco no hay un llamado de atención por la falta de ética que supone tratar de amarrar a alguien, ni siquiera incluso una advertencia por el riesgo de caer en las redes de una secta peligrosa. En una historia rosa, el único peligro es quedarse sin novio.


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Por lo visto, hay cosas que no han cambiado demasiado en los últimos cuarenta años. Muchos adolescentes se sienten atraídos en algún momento por el ocultismo, ya sea el tarot, la oui-ja, o algún tipo de rituales de diversas procedencias. Ante estas inquietudes el entorno adulto suele responder con un alarmismo exacerbado, o con una condescendencia que puede llegar a ser negligente. En la mayoría de casos "son cosas de críos" y luego se les pasa, sin embargo los mecanismos de la magia pueden ser puestos en funcionamiento incluso sin haber pensado demasiado lo que realmente se está haciendo. 

Esto puede ser causa de grandes problemas para el adolescente, que luego repercutirán en el resto de la familia. Obviamente la solución no pasa por prohibir nada, sino por ayudar al joven a desarrollar una capacidad de análisis propio, alentar su sentido crítico, y confiar en que tome las decisiones correctas en un campo que en la mayoría de los casos conoce mejor que los adultos que lo rodean. 
Nuestra manera de conducirnos en la práctica mágica es un reflejo de la manera en cómo lo hacemos en el resto de nuestras vidas, por lo que no creo que sea necesario tomar medidas específicas en este ámbito. Por ejemplo, no sirve de nada tratar de advertir sobre la brujería si se puede caer en cualquier grupo de manipulación psicológica, que no tienen porqué estar relacionados con la religión o la práctica ocultista. La persona prudente, sensata, ética, etc.. lo será dentro y fuera de la magia, y la persona con problemas de conducta, también.

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