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14 de mayo de 2013

Relevo

Arthur Rackham, Brünnhilde's Immolation, 1911




Tomé la decisión más importante de mi vida a los veinte años; si hubiera sabido entonces con certeza el camino por el que esta elección me llevaría, tal vez lo hubiera aceptado de todos modos. Fue mucho el aprendizaje, pero también fue muy alto el precio a pagar por él.  Fue un sendero hermoso como una promesa que se cumple, pero plagado de conflictos y dificultades innecesarios para un alma que no buscase en cierto modo el castigo a su rebeldía.

Mucho después de que la última batalla se extinguiera, las hogueras aún humeaban en los campos devastados. En el silencio de una noche perfumada por la primavera e iluminada por la luna, nos pareció que había sido más sencillo sobrevivir en medio de una batalla que volver a habitar la paz. El arma siempre cerca, por si acaso; los pies dispuestos a correr lejos, o a dar un salto hacia adelante; los nervios tensos al contemplar en el espejo de las aguas las heridas que no se ven de día, las que siguen allí.

No sé si un día entenderé el valor de aquel sacrificio, no sé si un día podré decir convencida que valió la pena. Sé que era de la mayor importancia para lo que una vez fui y que ha sobrevivido sólo para dejarme en esta orilla, regalándome la oportunidad de vivir de nuevo. Lo agradezco, y me pregunto qué podré hacer en adelante para honrar ese gesto. Sé que llega el momento de la despedida, y es tan difícil como necesario dejar de reconocerme en esos grandes ojos tristes en los que ahora danza el reflejo de las llamas.

1 comentario:

Alder Lyncurium dijo...

Siempre he pensado que son los eventos mas encarnizados y viscerales los que nos cambian por completo. Y los pequeños y casi estúpidos, los que nos han traído hasta donde estamos ahora, en este momento.
Pequeñas elecciones y detalles, que se entrelazan para formar la palabra YO en este instante.
Y YO suele ser bueno, ¡si estamos aquí, y no estamos tan mal!
Gracias por la reflexión B*B Alder